miércoles, 13 de febrero de 2008

El chismoso aparta a los mejores amigos

por Abigail Mirón

Querida Cristina, mi hija en el Señor:

En tu carta me dijiste: «Algunas mujeres en la congregación me cuentan cosas íntimas sobre ciertos miembros de la iglesia. Yo sé que la Biblia condena el chisme. ¿Cómo puedo distinguir si lo que me están contando es información necesaria o simplemente chismes? Y si son chismes, ¿qué hago?»
Lo que expresas en tu carta es un problema bastante común, en forma especial para las esposas de pastores. Te felicito por haberlo discernido tan pronto en tu ministerio. Una de las instrucciones que el apóstol Pablo da a las mujeres es que «ellas deben ser respetables, no chismosas» (1 Timoteo 3:11; Tito 2:3). Como esposa de un líder, debemos dar ejemplo y no ser chismosas. Pero para saber cómo mantener «la palabra siempre con gracia, sazonada con sal» (Colosenses 4:6), hagámonos algunas preguntas.
1. ¿Qué es el chisme? No es fácil contestar esta pregunta y se requiere mucha sabiduría. Yo empleo la siguiente definición: «Es decir algo (aunque ese algo sea verdad) sobre una persona a otra persona que no tiene por qué saberlo». Es más, el chismoso, por regla general, agrega su propio tono al rumor y así cambia los hechos.
2. ¿Cuándo no conviene escuchar a esas personas que están diciendo algo sobre alguien? Valiéndonos de la definición mencionada, nunca debemos escuchar una queja sobre otro si no estamos en condiciones de producir cierta acción, es decir formar parte de la solución. Cuando una persona viene con un rumor, siempre es bueno tratarla como si a ella no le gustaran los chismes.
3. ¿Cuándo debo escuchar a lo que me están diciendo acerca de otros? Es preciso que escuchemos siempre y cuando podamos ser parte de la solución dando pasos para resolver el problema, por ejemplo, enviar a la persona a aquel con quien había tenido el problema, ir con la persona a la otra parte, o quizás hacer arreglos para que un anciano de la iglesia vaya con la persona a fin de tratar de resolver ...